De Lobato a Cardenal de la Iglesia

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Buenos Aires (AICA): El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Mario Aurelio Poli, es desde este sábado 22 de febrero cardenal de la Iglesia católica. El purpurado abrazó la fe en el seno de su familia y comenzó a dar sus primeros pasos en su vocación cristiana como lobato en el movimiento scout católico de la Argentina, del que formó parte desde los 6 años. A los 65, es reconocido con la más alta dignidad eclesiástica.

Mario Aurelio Poli nació en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1947. En 1953 ingresó al grupo scout Nº 1 Nuestra Señora de la Salud, de la parroquia homónima ubicada en el barrio porteño de Versailles, cuyo párroco era el presbítero Julio Meinvielle, fundador de la Unión de Scouts Católicos de la Argentina (USCA). En 1969 ingresó en el Seminario Metropolitano de la Inmaculada Concepción, de Villa Devoto, donde cursó los estudios filosóficos y teológicos. Más tarde se doctoraría en Teología por la Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires (UCA) y conseguiría una licenciatura en Servicio Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Con 29 años, Mario Poli recibió la ordenación sacerdotal de manos del cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires, en una celebración eucarística que se realizó el 25 de noviembre de 1978, memoria de santa Catalina de Alejandría, en la catedral metropolitana de Buenos Aires.

Tras su ordenación fue designado vicario parroquial en San Cayetano, de Liniers, donde se desempeñó hasta 1980. De 1980 a 1991, trasladó su domicilio al Seminario Metropolitano, donde fue primero superior de comunidad, luego ecónomo y finalmente asesor de estudios. De 1988 a 1991 fue también capellán de las Religiosas Misioneras Siervas del Espíritu Santo, y entre 1988 y 1992 fue asistente eclesiástico de las Fraternidades y Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (Fasta). Mientras, fue profesor de Historia de la Iglesia en la Facultad de Teología de la UCA.

En 1992, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Quarracino, lo nombró director del Instituto Vocacional San José, donde los seminaristas de la arquidiócesis de Buenos Aires comienzan su formación sacerdotal y durante un año acrecientan su vida espiritual y se ejercitan en la disciplina interior que los ayuda a madurar su vocación al sacerdocio.

Cuando se desempeñaba en esta tarea de formación de los futuros sacerdotes, el 8 de febrero de 2002 el beato Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Abidda y auxiliar de la arquidiócesis de Buenos Aires. Recibió entonces la ordenación episcopal el 20 de abril de ese año, de manos del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Mario Bergoglio, habiendo actuado como obispos coconsagrantes el cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo emérito de Buenos Aires; monseñor Mario José Serra, obispo titular de Mentesa; y los obispos auxiliares de Buenos Aires Joaquín Mariano Sucunza y Guillermo Rodríguez-Melgarejo.

El 24 de junio de 2008 el Santo Padre Benedicto XVI lo trasladó como obispo diocesano de Santa Rosa, e inició su ministerio pastoral como quinto obispo de Santa Rosa el 30 de agosto de 2008. Allí, tuvo una importante tarea pastoral, fomentando sobre todo la devoción popular, las peregrinaciones y la oración invocando a Dios por más vocaciones sacerdotales y de consagrados.

Luego de que el cardenal Bergoglio fuera elegido el 13 de marzo para conducir la Iglesia como Vicario de Cristo, la arquidiócesis de Buenos Aires quedó vacante. Exactamente 15 días después de su elección, el jueves 28 de marzo, el Santo Padre designó a monseñor Poli su sucesor promoviéndolo a la sede arzobispal primada de la Argentina.

El cardenal Poli es el duodécimo argentino en recibir la púrpura de manos del Papa, luego de que lo hicieran Santiago Copello (1880-1967), Nicolás Fasolino (1887-1969), Antonio Caggiano (1889-1979), Juan Carlos Aramburu (1912-2004), Raúl Primatesta (1919-2006), Eduardo Pironio (1920-1998), Antonio Quarracino (1923-1998), Estanislao Esteban Karlic, Jorge María Mejía, Leonardo Sandri y el actual pontífice, Jorge Mario Bergoglio.

En la Conferencia Episcopal Argentina, el nuevo cardenal preside la Comisión de Catequesis y Pastoral Bíblica. Además, es el capellán nacional de la Comisión de Pastoral Scout Católica (Copasca). Su lema episcopal es «Concédeme Señor un corazón que escuche».

Además del purpurado argentino, otros cinco latinoamericanos recibieron el capelo rojo: son los arzobispos de Managua (Nicaragua), Leopoldo José Brenes Solórzano; de Río de Janeiro (Brasil), Orani Joao Tempesta, y el arzobispo de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati Andrello; el arzobispo de Les Cayes (Haití), Chibly Langlois, y el arzobispo emérito de Castries (Santa Lucía), Kelvin Edward Felix.

El obispo de Roma también entregó el birrete cardenalicio al arzobispo de Uagadugu (Burkina Faso), Philippe Nakellentuba Ouédraogo; al arzobispo de Cotabato (Filipinas), Orlando Quevedo; al arzobispo de Abiyán (Costa de Marfil), Jean-Pierre Kutwa, y al arzobispo de Seúl (Corea del Sur), Andrew Yeom Soo Jung, entre otros. Todos estos provienen de zonas periféricas, y sus sedes episcopales tradicionalmente no eran revestidas con la mayor dignidad eclesiástica.

AICA