Felices Pascuas

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Compartimos con todos el saludo entregado a las instituciones como también el mensaje de nuestro Obispo Mons. Jorge Lugones.

Queridos hermanos en Cristo y María:
Con inmensa alegría llegamos a ustedes para saludarlos en esta nueva pascua de resurrección, en la que nuestro señor Jesucristo nos confirma su victoria de Amor por todos nosotros, venciendo al pecado causante de la muerte y dándonos así una vida plena como hijos amados por Dios.

En estos tiempos en los que la realidad trata de desalentarnos en nuestra misión evangelizadora, confiados entreguemos nuestros proyectos y nuestros corazones a Jesús y junto a mamá María caminemos anunciando la buena noticia que Jesús es el señor de nuestras vidas.

Felices Pascuas, saludamos unidos en Cristo y María

Adisca Lomas de Zamora
Consejo Diocesano

MENSAJE DE PASCUA
Mensaje de monseñor Jorge Lugones S.J, obispo de Lomas de
Zamora para la Pascua del 2009
 
“No teman ustedes buscar a Jesús de Nazaret,
el crucificado. Ha resucitado…" (Mc. 16,6)
Querida Comunidad diocesana:
Las palabras del “anuncio” por parte del joven en el evangelio de San Marcos (16,5) nos llenan de gozo en el Señor, pero también pueden producirnos cierto “temor asombroso” (Mc. 16,8) como les pasó a María Magdalena, a María la madre de Santiago y a Salomé, las cuales llevaban el perfume para ungir al cuerpo muerto de Jesús en ese primer día de la semana.
Temor: ante la misión desconcertante de esta prioridad diocesana: salir al encuentro de los adolescentes y jóvenes. Porque hacerse cargo del mensaje de Pascua implica el riesgo de no encontrar todo como pensábamos. Así les pasó a las mujeres del evangelio, iban pensando preocupadas en quién les correría la pesada piedra del sepulcro, y Dios que siempre nos sorprende, les abría el camino de la luz; y además les daba un trabajo: la misión de ponerse en camino para llevar su Palabra a los hermanos. Nuestras comunidades hoy quieren llegar hasta los adolescentes y jóvenes que no vienen a la parroquia.
“Vayan a decir esto a los discípulos”. La Palabra de Dios es así, nos conmueve, nos asombra, nos sorprende, y nos hace poner en camino, es decir: gusten la Palabra, déjense sorprender por la Palabra, sean constantes en recibirla y vayan, den a conocer la Buena Noticia a todos, porque es alimento de Dios para tantos hermanos que están cerca y que están lejos.
“Ustedes buscan a Jesús… ha resucitado, no está aquí” porque donde “dos o tres se reúnan en mi nombre, allí estaré yo, en medio de ellos …”(Mt. 18,20). Jesús quiere resucitar en cada corazón, darnos vida con su Palabra de Vida, y quiere dársenos, compartir el gozo de la Resurrección y que este gozo no sea sólo para nosotros, sino para todos.
¡ NO TEMAN! Cuántas veces en las Escrituras hemos escuchado este ¡no temas! No temas Abraham: serás padre de la fe; no temas Moisés: serás el conductor de mi pueblo; ¡no teman! como un grito imperativo a muchos de los profetas; “no temas María porque Dios te ha favorecido” (Lc. 1, 30) “José no temas recibir a María…” (Mt. 1, 20).
¡No temas comunidad diocesana! ¡No temas! al sufrimiento presente, a la prueba, al desencanto, a la cruz, no te bajes antes, pues el gozo de la Resurrección está entre nosotros!
¡No temas! Tampoco al peso de la carga del más débil, a esa cruz solidaria en casa y en la familia, en el barrio y en la escuela, en el trabajo y ante el dolor del desempleo…
¡No temas! Preguntándote quien nos correrá esta piedra tremendamente superior a nuestras fuerzas: frente a tanta miseria humana, despojo humano, dolor humano, violencia inhumana y ante la oscura soledad que padecen tantos adolescentes y jovenes: “levantando los ojos ven que la piedra estaba corrida, era una piedra muy grande”. Reconocemos que sólo el Señor Resucitado es nuestra esperanza.

¡No temas, joven!, porque un joven – memoria esperanzadora de la comunidad – en este Evangelio (Mc. 16,5) es quien les recuerda las palabras que Jesús ha dicho: “Miren el lugar donde lo habían puesto. Vayan ahora a decir a sus discípulos y a Pedro: Él va delante de ustedes a Galilea; allí lo verán, como Él se los había dicho”(Mc. 16,7).
Recordar la Buena Noticia del Evangelio, gustarla y compartirla es ya el camino de Resurrección, por eso ¡No temas! Ante la oscuridad de la desesperanza, la angustia, la tristeza y el dolor de la marginación. Frente a la tentación de todos los “ismos” de turno: exitismo, sensualismo, materialismo, permisivismo, indiferentismo, consumismo etc.
El joven posmoderno parece haber perdido el fundamento, no querer ver más allá de…, por haber perdido el sentido de trascendencia: esto implica nuestra relación de creaturas hacia Dios; por haber disuelto el sentido de historia, se vive sólo el hoy, entra en crisis el sentido de pertenencia, se cambia el “precio” por “el valor”, y se debilita el sentido de la esperanza.
Al joven de hoy le encanta lo masivo y lo frenético, en lo cual no es protagonista sino simple espectador. Y sin embargo el Señor les sigue diciendo: “¡No temas!” .
Únicamente el evangelio de San Marcos, menciona en el relato de la Pasión del Señor, al joven que lo seguía envuelto sólo en una sábana cuando los demás abandonando a Jesús huyeron (Mc. 14,50-51). El evangelista, lo pone en escena nuevamente en el relato de la resurrección. Aquel huye desnudo a la oscuridad de la noche, despojado de todo lo que constituía su “aparente riqueza”, su apego a lo mundano, y ahora aparece vestido de blanco, de luz, ha vencido con Jesús a las tinieblas en la mañana de Pascua, y se ha revestido de la verdadera vida para anunciar la Buena Noticia a los hermanos.
¡Cristo ha Resucitado! ¡El Misterio Pascual es nuestra fiesta! La Resurrección de Cristo fue también fiesta de todo el universo: de la tierra donde acampó, de los abismos porque “descendió a los infiernos”, del cielo donde con sus llagas – recuerdo del amor a los hombres- está “sentado a la derecha del Padre”, no pasivamente sino metiéndose nuevamente entre los hombres como “ Dios con nosotros” Resucitado y Resucitador.
Que María Santísima, Nuestra Señora de la Paz, interceda ante Jesús para que nos quite del rostro el sudario de la desesperanza, nos revista con la luz de la reconciliación y deje desatadas para siempre en un rincón, las vendas de nuestro egoísmo.
LES DESEO A TODAS LAS COMUNIDADES Y A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD DE NUESTRA DIÓCESIS: ¡MUY FELICES PASCUAS DE RESURRECCIÓN!

Mons. Jorge Lugones S.J., obispo de Lomas de Zamora

consejo Diocesano